El piano es uno de los grandes instrumentos que inspiraron mucho (y siguen inspirando) en la historia de la música, en el que genios como Franz Liszt, Wolfgang Amadeus Mozart, o Ludwig van Beethoven lo aprovecharon para crear verdaderas obras de arte que aún perduran con el paso de los siglos.
Pero, lamentablemente, y durante bastante tiempo, la elaboración de pianos estuvo relacionada con el sacrificio de elefantes y la extracción de sus colmillos de marfil.
Durante la época victoriana (principios del siglo XIX) en Gran Bretaña, el marfil fue utilizado para elaborar las teclas del piano, cada una de ellas con un grosor de casi 0,16 cm, 20,32 cm de largo y tiene una anchura de 1,91. Eso equivale a 6,2 centímetros cúbicos de marfil por cada tecla. En total son 58 las teclas blancas que componen un piano, de manera que la cantidad total de marfil que se necesita es de 359,6 centímetros cúbicos. Para homenajear a estos animales, el pianista Paul Barton tuvo la idea de subir a la montaña Kanchanaburi en Thailandia para ofrecer un pequeño concierto a un grupo de elefantes heridos y discapacitados, dejando claro además que los pianos modernos están hechos de material plástico sintético y se han fabricado de esta manera durante un tiempo considerable.
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